La mayoría de los seres humanos empezamos muy entusiasmados muchos proyectos pero con el pasar del tiempo por lo general dejamos que la rutina o la monotonía empañen la alegría con que comenzamos.
La razón por la cual nos cansamos con frecuencia es que no tenemos una razón o un porque el hacer algo. Hablar del porqué de algo es lo mismo que decir el propósito de hacer algo. El salmo 107 es una enumeración del porque alabar a Dios. V 1 “Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque para siempre es su misericordia.”
David es muy enfático en que los que debemos Alabar a Dios somos los que reconocemos que hemos recibido la redención. V 2 “Díganlo los redimidos de Jehová, Los que ha redimido del poder del enemigo,” esto nos hace pensar que los motivos principales que tenía David eran el saber que Dios es bueno y el ser agradecidos por tanta bondad hacia nosotros.
En este salmo encontramos muchas razones por las cuales alabar a Dios. Sería bueno que tú encuentres las tuyas. De seguro que si hacemos un análisis de nuestra vida. Si hacemos una comparación de nuestra vida sin cristo y nuestra vida con cristo vamos a encontrar también muchas razones por las cuales alabar a Dios.
La vida es mucho más que tan solo comer, dormir y trabajar o tan solo limitarnos a respirar. Para que la vida cobre sentido es necesario encontrarle un porqué de las cosas.
Porque estudias, trabajas, te casaste o para que te congregas en una iglesia. El saber el porqué de las cosas nos permite entender nuestro comportamiento y el comportamiento de los demás. Cuando encontramos por qué también encontramos las respuestas y las soluciones.
Que genera en nosotros un porque.
1. Nos da esperanza. Cuando tenemos claro el por qué hacemos las cosas. Cobramos ánimos en los momentos de dificultad.
2. Nos ayuda a entendernos a nosotros mismos.
3. Nos ayuda a entender a los demás. Cuando encontramos el por qué también encontramos las respuestas y las soluciones a nuestros problemas.
4. Nos ayuda a anhelar un cambio en nuestra vida.
5. Podemos corregir o mejorar. Si lo que estamos haciendo está bien podremos mejorar y si lo que estamos haciendo está mal entonces podemos corregir.
El preguntarnos el por qué no debe ser un cuestionamiento o un reclamo. El saber el por qué debe llevarnos a entender lo que sucede y sobre todo a buscar soluciones verdaderas. Si sabes porque estas fracasando puedes corregir y si sabes porque estas progresando te puedes mantener en la cima.